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Pintor de palabras

diario para mis hijos

Tus propias trampas

Tus propias trampas

Hoy no tenemos grandes epopeyas sino pequeñas historias. Y es que, aunque las batallas hoy no sean de sangre, siempre hay un motivo por el que luchar. Uno de los que más me convence es la dignidad del ser humano, la de cada uno, que se pone en juego continuamente sin darnos cuenta, en cada gesto cotidiano.

Suena exagerado mas, pongamos en el microscopio un rato de nuestro día y veremos cómo mostramos y elegimos lo que somos en las pequeñas reacciones ante lo que nos ocurre, en los pensamientos que nos comen el tiempo, en las decisiones rápidas o lentas…

Hay momentos cautivadores como saltarse nuestras propias normas, no las culturales ni las morales, sino las propias. Otros, muy tentadores son en los que seguimos la corriente por comodidad o por no dar la nota inconveniente. Nos pasan por la cabeza, incluso un poco más hondo, frases que nos dan pistas como “¿quién se va a dar cuenta?” o “¿por qué he dicho eso?” o “¿por qué no lo he dicho si no me gusta lo que está ocurriendo?”, …”bueno, mañana habrá pasado, además, yo no soy así, en el fondo”.

Pues bien, mi parecer, y el de algún sabio escritor que sin duda me inspiró esto es. Sí, sí eres así. Tus conductas te dan o te quitan dignidad, te ganas o te pierdes a ti mismo en cada pequeña respuesta que das a la vida. La ponemos en juego y la perdemos cada vez que no somos coherentes con nosotros mismos. Y nos damos perfecta cuenta de ello.  Si un día estás tan perdido que no te recuerdas, simplemente, comienza a hacer cosas que te hagan sentir satisfecho de ti; en realidad, tienes todas las respuestas.

No te olvides, no te engañes y, si te conoces, no te falles. Las trampas más difíciles de salvar son las que tú mismo te pones.

ALTEA GÁLVEZ